martes, 14 de marzo de 2017

BUSCANDO CERROS

Esencialmente el andinismo es eso. Buscar montañas y subirlas. Y eso es suficiente trabajo, horas de estudio previo y verificación en el terreno. Y al pasar los años, ¡es cada vez más complicado encontrar cerros “a mano” para subir en un día… y que no hayamos ido! Mirando algunos mapas, revistas y páginas web, aparece un cerro llamado “Guardián del Portillo” al norte del “Tres Hermanos”, sobre el cordón de Límite. Y sin pensarlo mucho, un domingo de marzo decido ir a intentarlo. Se ve medio “mucho” para hacer en una jornada saliendo y volviendo a la ciudad, pero ¡es lo que hay! El cerro tiene poco más de 4500m, pero está como a 15km del punto donde dejaría el vehículo… Domingo a las 5:10 dejo la ciudad de Mendoza rumbo a Las Cuevas. Una ruta con poco tráfico facilita mucho las cosas y a las 7:40 estoy desayunando al lado del peaje de la boca del Túnel Internacional. Son las 8:00 cuando me pongo en marcha. Un día espectacularmente despejado tal como lo anunciaba el pronóstico. La ruta esbozada es sencilla, caminar unos cuantos kilómetros por la hermosa quebrada de Matienzo hasta el vallecito alto lateral que conduce al cerro. Sólo apurando el paso en la caminata por la quebrada es que se puede tener chances en el ascenso del cerro.
La villa Las Cuevas se despierta
Aún falta bastante para el vallecito
Faldeo por la margen izquierda
Cascada del Potrero Escondido

























Mirando algunos mapas, revistas y páginas web, aparece un cerro llamado “Guardián del Portillo” al norte del “Tres Hermanos”, sobre el cordón de Límite. Y sin pensarlo mucho, un domingo de marzo decido ir a intentarlo. Se ve medio “mucho” para hacer en una jornada saliendo y volviendo a la ciudad, pero ¡es lo que hay! El cerro tiene poco más de 4500m, pero está como a 15km del punto donde dejaría el vehículo…

Domingo a las 5:10 dejo la ciudad de Mendoza rumbo a  Las Cuevas. Una ruta con poco tráfico facilita mucho las cosas y a las 7:40 estoy desayunando al lado del peaje de la boca del Túnel Internacional. Son las 8:00 cuando me pongo en marcha. Un día espectacularmente despejado tal como lo anunciaba el pronóstico. La ruta esbozada es sencilla, caminar unos cuantos kilómetros por la hermosa quebrada de Matienzo hasta el vallecito alto lateral que conduce al cerro. Sólo apurando el paso en la caminata por la quebrada es que se puede tener chances en el ascenso del cerro.
Llegando al pie del Peñas Amarillas me alcanzan los rayos del sol. En poco más de dos horas y media paso al pie de la cascada del Potrero Escondido. No recordaba que el camino de la margen derecha era bastante más trabado que el de la margen izquierda. Quizás hubiese sido más rápido cruzar el río y manejarse por la otra margen… Hay huellas de guanaco que siguen ladeando al pie del Tres Hermanos y que dentro de todo permiten llevar un paso rápido, aunque el tramo desde la cascada se hace más largo de lo calculado. Cuando voy llegando a la altura del vallecito lateral, es bastante más tarde de lo que previsto. Y para colmo al haber venido por la margen derecha, no tengo la perspectiva necesaria para estudiar el ingreso a este vallecito. Sólo se ve un gran cono de deyección que cae por la izquierda y un tapón de morenas que descuelga sobre escalones rocosos. Y en el medio un pequeño arroyo con cascadita incluida.


Cerro Piloto y glaciar homónimo a 20km de distancia
Cajón del Cuevas frente al Potrero Escondido
Tramo medio del valle Matienzo, ya asoma el Pan de Azúcar
En la cascadita de la quebrada del Mogote
Desde la entrada del vallecito lateral, la mole del Nevado Matienzo en primer plano, el Tolosa asoma a lo lejos
Son muchas las ganas de montaña, así que a pesar del poco alentador panorama, voy ganando metros por el acarreo. Hay algunas incipientes huellas de guanaco pero lo que abunda son marcas de grandes rocas que se han desprendido de la pared que tengo sobre mi cabeza. No es un lugar muy acogedor y trato de no demorarme mucho. Al principio parece una buena opción tomar bien por la izquierda subiendo por el acarreo al pie de los paredones de roca para evitar la morena frontal y sus escalones. Pero no se ve si se puede bajar por atrás, por lo que no queda otra que acercarse a la morena, donde apenas son visibles unas huellas de guanaco. Travesía en descenso y vuelta a subir. Paso al pie de la cascadita, mientras gano metros el terreno cada vez se va poniendo más feo. Las rampas de roca asoman bajo la capa de roca suelta que baja de la morena. Mientras subo, pienso “que diferente sería este terreno en otra época del año”, una buena capa de nieve hace maravillas en estas situaciones, permitiendo avanzar rápidamente con grampones.
Desde el valle tratando de estudiar la quebrada del Mogote
Cerro Pan de Azúcar
Río Cuevas con el caudal disminuido por los primeros fríos

Unas decenas de metros más arriba me rindo a la evidencia: hoy no va a ser posible alcanzar este cerro, pero lo peor de todo es que ¡ni siquiera lo he podido ver! Estoy en medio del frente de la morena, en un terreno más feo que complicado, a 3800m y hace rato que el sol pasó por su punto más alto. Sin dudarlo mucho, bajo a grandes trancos los metros ascendidos hasta el fondo del valle. Quizás al alejarme un poco, se pueda ver algo mejor el camino para una próxima vez. Cruzo el río Cuevas, que trae poca agua debido a los primeros fríos, y hago un descanso. Desde abajo se ve un poco mejor el vallecito, que se muestra como un alto tapón de morenas que surge entre dos paredes de roca. No queda otra, habrá que volver en primavera.Descenso tranquilo gozando la quebrada Matienzo que se muestra cada vez más linda. Los inclinados rayos de sol otoñal motiva varias paradas para fotos, mientras lamento no haber traído los pinceles y las pinturas. Mientras regreso, voy pensando en todas las salidas a la montaña que uno vuelve sin alcanzar el objetivo elegido, pero nos queda lo más importante… ¡la excusa de volver a intentarlo!
Arroyo Riecillos
Flora autóctona
Mayor y Menor
Sol inclinado de otoño

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